Por Ilya Smirnov
Traducido por Víctor Carrión Mijaíl Lifschitz no definió al “modernismo” a través de la forma o el estilo (noten que respecto de los iconos rusos antiguos que no se llamarían “realistas” en la concepción usual, él habló con la mayor deferencia), él dio una definición por la esencia, tomó como punto de partida la “escena de la tentación de Adrian Leverkühn” en Thomas Mann: “florecen las llamas satánicas de las flores ponzoñosas del mal. Aquí, si no hay engaño, están todos los lugares comunes de la consciencia burguesa moderna en su seductora desnudez; y la pluralidad de intelectos, y el 'historicismo' demoníaco que se convierte en negación plena de la verdad objetiva, y la ineluctabilidad de la destrucción como principio creativo, y la mixtura de ideas místico reaccionarias con el espíritu innovador ultraizquierdista, y la supremacía de la insolente irracionalidad sobre el cadáver de lo lógico, y el regreso no a lo bello, sino a lo más burdamente primitivo como si fuese alta cultura, y también la igualdad de enfermedad y salud con cierta supremacía de lo primero. En una palabra, todos los nuevos descubrimientos de nuestros provincianos que se acomodan al traje de moda del día de ayer.”1 Ahora ya, es posible, que sea de anteayer y no un traje de moda, sino más bien el uniforme de la melancolía, único para todo el mundo, pero eso no hace la cosa más sencilla. El sucedáneo del arte, según Lifschitz, tiene raíces profundas en la economía del capital ficticio, parasitario2 y “en el propio desarrollo de la consciencia humana”3. “... un extraño pensamiento, su tarea no es crear un espejo del mundo, sino una realidad autónoma. Empezando con el cubismo, todas las tendencias modernistas se atribuyen el crédito de descubrir al cuadro como algo independiente de la naturaleza, que no reitera a su objeto particular.”4 “Aquí habla con nosotros no la naturaleza, sino solo la historia del estilo. El propio arte viene a ser medio externo, un código propio para expresión de objetivos ajenos.”5 Pero de la “negación de la verdad objetiva” inevitablemente se alza la “la estética del hipnotismo, la sugestión”...6 ¿Comprendido? Lo explico. Si no existen criterios objetivos de que es bueno, que es malo, significa que bueno será eso que ordene (y compre) se considere así. La ropa del rey desnudo. “... de allí al arte de desperdicios... no se va por un sendero estrecho y sinuoso, sino por una gran ruta automovilística”7. A través del modernismo al postmodernismo. “... el pensamiento reaccionario encontró una nueva forma de justificar su dominio iniciando con los tiempos de Nietzsche... La principal tendencia... fue la negación de las normas objetivas de lo verdadero, lo moral y lo bello, destacando los lados negativos, destructivos del neuma humano...”8 La revuelta contra la razón, la liberación de la consciencia de todas las restricciones9. “La prostitución espiritual contemporánea consiste justamente en dar la vuelta a los cánones y dogmas de la ideología burguesa. El mezquino de hoy ya no cree más en la belleza imperecedera de la Venus de Milo y del Apolo de Belvedere. Él repite la banalidad del relativismo ordinario que asevera que no existe verdad objetiva, que todas las épocas y estilos son igual de buenos, que incluso la deformidad tiene primacía ante la belleza, por ser más 'provocativa'...”10 Como si hubiera sido escrito ayer y no 40 años atrás. Lo principal es que el autor no se encierra en el ámbito del estudio del arte, él manifestó interesantes consideraciones, por ejemplo, sobre la naturaleza del fascismo, al tiempo de desmentir “la leyenda sobre el vínculo sujeto a leyes entre el fascismo y las formas reales de representación de la vida”11 y en general su concepción es de amplía aplicación. Como ustedes saben yo reseño las novedades de la literatura histórica. Y el peor infortunio es, de todos modos, la “negación de la verdad objetiva”, la sustitución de la ciencia, es decir del sistema de conocimientos reales, por la “hermeneútica fenomenológica”, “mentalismo” o el simple oscurantismo. En la formulación de Lifschitz esto sería “salvajismo artificial”. Comprenden, ¿en qué se diferencia del presente? El niño es encantador en su naturalidad, pero el tiíto adulto que cae en el infantilismo necesita una cura. Noten que Lifschitz valoró desde esa misma posición “lo postizo”12 semejante a la vida. De allí es comprensible, porque sus criterios, a guisa de plenamente marxistas, no se insertaron en la ideología oficial. Por otra parte, la ciencia en general se entiende mal con la ideología. Y en cuanto el autor del libro fue justamente un investigador, no están obligados a concordar con él, yo personalmente no concuerdo con toda una serie de valoraciones concretas, así como con ciertas conclusiones generales, por ejemplo, con la aplicación del concepto “burgués”. El propio término “modernismo”; él, por supuesto, lo deja bien establecido, pero no me parece exitoso, ya que, como el propio autor lo demuestra, el problema no está en lo nuevo o lo viejo, sino en lo auténtico y el sucedáneo. Existe espacio para la discusión. Lo importante es que libro da un determinado nivel de discusión sobre el arte. 1 Lifschitz, Mij.: El arte y la ideología, EDITHOR, Quito, p. 175. 2 Lifschitz, Mij.: Op. cit., pp. 74-82. 3 Lifschitz, Mij.: Op. cit., p. 83. 4 Lifschitz, Mij.: Op. cit., p. 97. 5 Lifschitz, Mij.: Pochemu Ya nie modernist?, Iskusstvo – XXI Vek, 2009, p. 257. 6 Lifschitz, Mij.: El arte y la ideología, EDITHOR, Quito, p. 95. 7 Lifschitz, Mij.: Op. cit., p. 95. 8 Lifschitz, Mij.: Op. cit., p. 117. 9 Lifschitz, Mij.: Pochemu Ya nie modernist?, Iskusstvo – XXI Vek, 2009, p. 243. 10 Lifschitz, Mij.: El arte y la ideología, EDITHOR, Quito, p. 117. 11 Lifschitz, Mij.: Pochemu Ya nie modernist?, Iskusstvo – XXI Vek, 2009, p. 290. 12 Lifschitz, Mij.: Pochemu Ya nie modernist?, Iskusstvo – XXI Vek, 2009, p. 190.
1 Comentario
Por: I.V. Davidov
Traducido por Víctor Carrión ... A mediados de los años 60 tras la publicación de una serie de artículos, Lifschitz sería estigmatizado como ortodoxo y retrogrado. A esta valoración también se unirían burócratas de la cultura que mudaban de color (A. Dimschitz, M. Jrapchenko). Como resultado sería olvidado por largos años, su nombre era silenciado o se lo repetía de modo acusatorio. Con todo es necesario recalcar que los criterios de M.A. Lisfchitz, criticados en tiempos distintos desde posiciones totalmente contrapuestas, jamás cambiaron. Sus propios críticos, que se unieron a mediados de los años 60, cambiaron sus puntos de vista y en la Perestroika empezaron a aniquilar a la Unión Soviética desde posiciones democráticas, y ya en nuestra época se pasaron a posiciones liberales-mercantilistas y conservadoras-proteccionistas. Se puede considerar el principal logro práctico de M.A. Lifschitz la victoria en los años 30 sobre el positivismo, que se hacía pasar por marxismo, y el retorno a la dialéctica. Su logro teórico es el descubrimiento del problema fundamental del siglo XX; la revuelta individual irracional que resulta ser el segundo puntal del capitalismo junto con el conservadurismo proteccionista, y la creación de la ontognoseología, la “teoría de la identidad” fundamentada en el método de diferenciación (distinguo) es la concreción infinita gracias a la cual se puede, por ejemplo, refutar la teoría del totalitarismo de H. Arendt que aproxima el comunismo con el fascismo. “Distinguo es lo mismo que la deducción del diferencial que da un carácter más concreto que diferencia convergencias, paquetes de significado: dónde, cuándo, quién, cuál, cómo, etc... En esta diferenciación incesante e infinita, distinguo se reitera continuamente a un nuevo nivel. En esto consiste el movimiento progresivo en un sentido absoluto, progreso... Este se realiza en el desarrollo convencional y consiste en la diferenciación continuamente infinita que no simplemente da un distinguo más determinado, sino que también consiste en sí en la elevación de las normas”1. En lo que concierne a la revuelta individual integral irracional, en la actualidad pueden servir de ejemplos de esto el arte contemporáneo, en particular el teatro, la ideología del anarcoliberalismo que se hace pasar por progreso e izquierdismo. De hecho, esta es parte de lo dominante, como hace cien años atrás, el consenso liberal-conservador (discurso) en el que el rol de conservadores-proteccionistas lo juegan los ortodoxos y estatalistas (V. Chaplin, M. Leotiev, E. Fedorov, E. Misulin, etc.) que hablan sobre tradiciones y moral, y los liberales-revoltosos, los activistas del arte contemporáneo, periodistas liberales y los “expertos” y funcionarios “ilustrados” que les son indulgentes (M. Guelman, K. Serebrennikov, K. Bogomolov, D. Dondurey, A. Arjanguelskij, S. Kapkov, V. Surkov). En este caso la contraposición en cuestión es ilusoria, expresada solo en palabras, pero de hecho ambos lados conviven pacíficamente y están prestos a considerarse mutuamente socios de pleno valor (ejemplo; V. Chaplin que invitó a su templo a una exposición del arte contemporáneo, y también A. Arjanguelskij que continuamente invita a ambos lados en su transmisión televisiva “Esos tiempos” para la reconciliación en el marco del consenso antes mencionado). El objetivo de todo es la interdicción de la revolución, abstracción de las contradicciones sociales y clasistas y la defensa del mercado. La revuelta anarcoliberal en todo esto es ese complemento obligatorio al capitalismo, como la oscuridad para la luz. Ya que, como escribió K. Marx, “solo el hurto puede aún salvar a la propiedad, el perjurio a la religión, el hijo bastardo a la familia, el desorden al orden”2. Justamente por eso M. Lifschitz llamó a esta revuelta de integral. Él escribió que la revuelta y la revolución no son uno y lo mismo, que lo progresivo por la forma puede conducir a la regresión por la esencia. Tras 1968 en Europa y en años recientes entre nosotros, la burguesía para preservar su predominio hizo la apuesta justamente sobre la base de esta revuelta presuntamente progresista. A propósito de esto M. Lifschitz escribió: “En nuestros días, no es posible negar la ausencia del elemento revoltoso en las ideologías más reaccionarias. Esta dislocación espiritual responde a cambios reales de las condiciones históricas. Al capitalismo actual con su nuevo burocratismo le acompaña en calidad de reverso no el simple juego de intereses parciales, sino la lucha ominosa por un lugar bajo el sol, la hipocresía moral ligeramente camuflada.”3 “En ligazón con estos cambios del capitalismo, su vieja ideología dominante se hundió en el caos de las representaciones irracionales. Los lugares principales en ésta lo ocuparon las ideas que antes pertenecían al anarquismo”4. Esa libertad que produjo esa revuelta es de hecho ilusoria. En realidad esta es solo el fantasma de la libertad. Esto podemos observarlo en el ejemplo de la Europa de hoy en la que es posible expresarte a sí mismo como quieras, dormir con quien quieras, pero con todo esto no es posible alterar la base del orden económico-social. Y la élite burguesa que domina acuerda que es mejor reconciliarse con la criminalidad, todo tipo de anarquía, solo no tiene que tocarse el “sagrado principio de la libertad” entendida como independencia de la persona privada de los intereses sociales. Allí la legitimidad de los políticos se basa en esto. Entre nosotros esa legitimidad se basa en aplastar esta revuelta. En todo esto, tanto allí como aquí el discurso oficial se presenta en derredor de los problemas de la moral, sin observar cuestiones socioeconómicas (es decir, la prohibición de la resolución del matrimonio del mismo sexo, cuestiones en relación a la religión, apariencia externa, en el mejor de los casos ecología, y no los mecanismos básicos de la economía capitalista y las normas sociales). 1 Lifschitz, Mij.: Chto takoie klassika?, Moscú, 2004, p. 87 [en ruso]. 2 Citado por Lifschitz, Mij.: El arte y la ideología, EDITHOR, Quito, 2018. 3 Lifschitz, Mij.: Obras Escogidas, tomo 3, Moscú, p. 250 [en ruso]. 4 Ídem, p. 250. Jacques R. Pauwels, autor de “The Great Class War 1914-1918” (James Lorimer, Toronto, 2016). La histórica Grand-Place de Bruselas es considerada una de las cuadras urbanas más hermosas en el mundo, y la misma atrae decenas de miles de turistas a diario. Muchos de estos forasteros gastan muchos euros en los negocios aquí establecidos: tiendas de alto nivel que venden encaje y chocolate y otros productos típicamente belgas, acogedores cafés donde la cerveza más famosa del país fluye con libertad, y restaurantes donde los clientes pueden deleitarse con especialidades locales inmensamente populares tales como los mejillones y frituras o la versión belga del filete tártaro, esto es, carne de res, que por alguna razón misteriosa es conocida aquí como filet américain. Uno de estos restaurantes está alojado en un maravilloso edificio barroco construido en 1698. Solía ser un restaurante de lujo extremadamente costoso, pero en tiempos recientes se ha transformado en un “pequeño comedero” todavía suntuoso, pero más práctico y asequible. Su nombre es La Maison du Cygne, la “Casa del Cisne”, y tal denominación se refiere a la escultura de un cisne blanco encamarado con orgullo sobre la puerta del frente. Una placa en el exterior nos informa que en en este edificio se fundó, en 1885, el Partido Obrero Belga (POB) precursor del partido socialdemócrata del país, conocido como el Parti Socialiste (PS). En esa época, no se veía turistas por ningún lado y Le Cygne era una de las muchas tabernas populares en el Grand-Place donde los habitantes ordinarios de Bruselas, incluyendo a obreros proletarios, podían y se sentían de hecho en casa y, en el caso de un creciente número de socialistas entre ellos, organizarse y hacer planes para derrocar al sistema capitalista. De hecho, Le Cygne había sido por décadas la guarida de variados radicales belgas e internacionales, más enfáticamente en los años previos y posteriores a 1848, cuando un tsunami de revoluciones barrió súbitamente gran parte de Europa. Tan pronto ingresamos en el interior del pequeño comedero y nos sentamos, nos damos cuenta del retrato de uno de esos radicales, Karl Marx, escrutando al personal y los clientes desde una especie templo iluminado por una fila de velas. ¿Qué hace él aquí? Marx nació doscientos años atrás, en 1818, en Tréveris, una pintoresca ciudad antigua situada en los bancos cubiertos de viñedos del Río Mosela y perteneciente al estado alemán ahora difunto de Prusia. Debido a sus criterios políticos radicales, tuvo que huir de su patria ultraconservadora y residió por algún tiempo en París, pero entonces fue expulsado de Francia. Él colgó su sombrero en Bruselas en 1845 y permaneció allí hasta 1848, cuando se mudó a Londres; en la capital británica, Marx escribiría el magnum opus que resultaría ser su canto de despedida, por así decirlo, a saber Das Kapital, y allí moriría en 1883. La liliputiense nación belga, fundada 1830 y dotada con una de las constituciones más liberales en Europa, funcionó como un cielo de tolerancia para los radicales. Pero también era un país que se industrializaba rápidamente, y una especie de paraíso para la burguesía, como el propio Marx escribiría, un punto de vista desde el que él podía observar como los capitalistas podían acumular fortunas al explotar despiadadamente al proletariado de clase obrera. Su residencia en Bruselas resultó ser así el tiempo más productivo de su vida, durante el cual desarrolló sus ideas sobre el materialismo dialéctico y escribió El Manifiesto Comunista. Este panfleto famoso a nivel mundial fue publicado –no aquí, sino en Londres– en febrero de 1848, en la víspera de la revolución que estalló en París posteriormente en el mismo mes, desencadenando revoluciones en Berlín, Viena y muchas otras ciudades. En Bruselas, Marx se benefició de la localización de la ciudad como el eje de un sistema de líneas férreas recién construidas al igual que del moderno servicio postal de Bélgica. Esto le permitió mantenerse en contacto con asociados en Francia, Alemania e Inglaterra, tales como Friedrich Engels, quien colaboró con él en el proyecto del Manifiesto Comunista.
Marx, un filósofo famoso por urgir a sus compañeros filósofos a no solo interpretar, sino a cambiar el mundo, era un huésped frecuente en Le Cygne. Y es muy posible que escribiera partes de El Manifiesto Comunista, en el que predijo el fallecimiento del capitalismo, en su taberna, bautizada por un ave asociada con el dios del oráculo de Delfos, Apolo y por lo tanto con la poesía, filosofía y profecía. El 31 de diciembre de 1847, se sabe que celebró aquí la víspera de Año Nuevo en compañía de camaradas alemanes. (Él probablemente acabó inflando un cigarro, un hábito que luego se volvería emblemático para banqueros e industriales, pero que en la época evocaba radicalismo, cuando los ciudadanos burgueses eran fumadores más tradicionales, partidarios de las pipas). Las revoluciones de ese “año salvaje” (tolle Jahr, como sería conocido 1848 en Alemania) no trajeron la realización de su profecía del fallecimiento del capitalismo y el advenimiento del socialismo. Solo fue muchos años después, mucho después de la muerte de Marx, que el capitalismo sería derrocado en favor de un sistema socialista, y a mucha distancia de Bruselas, a saber en Rusia y, luego aún más, en China, países asociados no con los cisnes sino con las águilas y grullas de alto vuelo, respectivamente. Hoy, Bélgica es igual de burguesa y comprometida con el capitalismo como lo era cuando Marx caminó por los callejones y plazas adoquinados con piedras de la vieja Bruselas, si no es que más; no obstante, habiendo desplegado su retrato en una posición prominente, los propietarios y administradores de Le Cygne honran la memoria del huésped más famoso en cruzar alguna vez el umbral de su puerta, aún cuando su presencia pueda estremecer a algunos clientes. Un agradable maître de origen español, que hablaba bien inglés y francés al igual que su nativo castellano, garabatea nuestra orden. Marx permanece apartado mientras optamos por un aperitivo más bien burgués de croquetas de camarón, pero presta atención cuando pedimos un lenguado de Ostend, conocido fuera de Bélgica como lenguado de Dover. Probablemente recuerda la época en que cruzó el Canal inglés, en cuyas aguas se captura ese delicioso pescado, para mudarse de Bruselas a Londres, pasando así a través de Ostend al igual que de Dover. Y parece gustar de la forma en que mi esposa y yo decidimos distribuir la riqueza, por así decirlo, al compartir el (costoso) pescado; cuyas porciones fueron asignadas tal y como él lo propugnaba, esto es, “a cada quien según sus necesidades.” Pero cuando preguntamos por una botella de Chardonnay del sur de Francia, el gran hombre frunce el ceño en desaprobación. Verdad, un Riesling fresco de las viñas Mosela es mucho más apropiado. ¡Maître una botella de Bernkastel, ese vino de la aldea cerca de Tréveris, por favor! El matraz se materializa rápidamente y está descorchado. Marx sonríe de modo aprobatorio mientras alzamos nuestras copas, llenas con el néctar del Mosela. ¡Gracias por el consejo, Karl! Traducción: Víctor Antonio Carrión. Los procedimientos de almacenamiento, consulta y referencia de información provistos por la técnica de la cibernética han creado poderosas herramientas para bibliotecas, editoriales y archivos históricos. Archive.org al presentar su nuevo proyecto de archivo físico de libros cuyo objetivo es guardar una copia de todo libro alguna vez publicado, señala entre las razones para la creación de este archivo físico, que muchos creerían innecesario con la moderna digitalización de textos, lo siguiente:
"Una razón para preservar el libro físico que ha sido digitalizado es que es la versión auténtica y original que puede ser usada como referencia en el futuro" (Archive.org) Este argumento nos parece particularmente válido, como ejemplo tomemos la "Introducción al estudio del Derecho Romano" libro editado en 1829, cuya versión digital se encuentra en Google Books, en éste pueden verse varios fallos y problemas típicos del proceso de digitalización, por ejemplo, la falla en la visualización de la página 11 del texto, ciertos caracteres ilegibles o texto con manchones y borrones. Muchas veces lo que no se toma en cuenta es que la digitalización reproduce al infinito tanto los errores y marcas de envejecimiento del ejemplar que se ha utilizado para la digitalización, como también los propios fallos que se realizan al momento de llevar a cabo el proceso. Un principio de la teoría de la información dice que un mensaje no redundante que se pierde por el "ruido" es imposible de recuperar, por tanto a mayor redundancia menor posibilidad de pérdida de información. "En la medida en que el Internet Archive ha digitalizado varias colecciones y las ha colocado en nuestros discos de computadora, hemos hallado que las versiones digitales tienen más y más en común con las versiones físicas. Los discos duros de computadora, en cuanto almacenan datos, aún son objetos físicos. Como tales los archivamos tras los 3-5 años de tiempo de vida útil. De igual forma, también archivamos microfilmes, que era un formato de acceso de generación antigua. Así que los discos duros son solo otro formato físico que almacena información. Esta relación nos demostró que el archivo físico sigue siendo una función importante en una era digital." También concordamos con esta afirmación, es más, la práctica habrá demostrado a toda persona con experiencia que tanto el libro en papel, como en microfilme, como en digital (almacenado en un disco duro) tiene sus ventajas y sus desventajas, que derivan de las características del medio físico. Por lo cual nos parece que confiar en un solo medio físico de almacenamiento, en especial cuando se trata de documentos de valor histórico, es por demás inadecuado. De hecho creemos que el principio de redundancia, y otros factores más, influirán en la necesidad de la continua impresión de libros, en otro artículo de este blog, señalamos que todavía nos parecía prematuro el anuncio, hecho por muchos, de la inminente desaparición del libro físico ante el surgimiento de los libros de formato electrónico. De igual modo, la práctica demuestra que los archivos y bibliotecas "físicas" (aunque este término es inexacto porque una biblioteca digital también es física solo que en un formato diferente) siguen vigentes. Nuestra editorial, hace pocos meses, lanzó "Libertad de la personalidad", una recopilación de artículos de Mijaíl Alexandrovich Lifschitz. Por supuesto una de las primeras preguntas que surgen es ¿Quién es Mijaíl Lifschitz? ¿Por qué publicarlo? La respuesta obvia es que la necesidad de semejante publicación es justamente la de dar a conocer a este profundo pensador. Pero, más importante, ayudar en la valoración de un período muy importante de la historia del pensamiento mundial. A inicios del siglo XXI, la necesidad de una valoración del siglo XX se hace sentir, claro está, EDITHOR busca aportar en esta tarea acercando al público latinoamericano a un autor que por la distancia de tiempo, lugar e idioma resulta muy poco accesible para el lector latinoamericano y ecuatoriano en particular. En el mundo de habla rusa, o de influencia del idioma ruso, Lifschitz no es extraño, sus obras se publican, se difunden por internet, y muchos dan su opinión sobre estas. La editorial "ROSSPEN" lo incluye en su colección "Filosofía rusa en la segunda mitad del siglo XX" y respecto esta publicación se reseña en el sitio "Leamos juntos" («ЧИТАЕМ ВМЕСТЕ»): "Libro dedicado a uno de los más controversiales filósofos de la era soviética Mijaíl Lifschitz. En la URSS, Lifschitz era una figura atípica, era muy independiente, muy original, pero con el pleno derecho para reclamarse marxista ortodoxo. En los años 90 fue sujeto a bloqueo por esa ortodoxia, y la apropiada asimilación de las ideas teóricas de Lifschitz quedó en suspenso." Bien se podría argumentar que un pensador como Lifschitz puede tener trascendencia en su natal Rusia, pero esta muy lejos de interesar al lector ecuatoriano y latinoamericano. No aceptamos este argumento, creemos que todo pensador que lidie con problemas de carácter universal nos es relevante. La cuestión del desarrollo social, del movimiento de la historia, es una problemática debatida en todo el mundo, es la cuestión de las alternativas para el futuro. Lifschitz aborda este problema, en su crítica de la llamada "sociología vulgar" al rechazar las interpretaciones dogmáticas. "Como sustituto al criterio objetivo de valía la sociología vulgar recurre a la idea abstracta de la lucha de lo nuevo y lo viejo (es malo lo que es anticuado, bueno lo que es nuevo)" (Libertad de la personalidad, p. 92) Educación, arte, ciencia, en todos los planos de la vida humana, se plantea la necesidad de avanzar, la de decidir como progresar. Ecuador, evidentemente, no es ajeno a este dilema ¿Qué hacer? Si tomamos, por ejemplo, la cuestión de la educación nos acecha la interrogante de si acaso debemos hacer lo que recomiendan las "novísimas" teorías pedagógicas y desechar todos los viejos métodos de enseñanza. "Citaré aquí las palabras del importante filósofo, uno de los creadores de la mecánica cuántica, Heisenberg. Quién tuvo el paradójico pensamiento sobre que la auténtica revolución en la ciencia era lograda precisamente por los conservadores... "Conservador" para Heisenberg era este hombre, que caminaba por las vías de la ciencia, ya conquistadas por la humanidad... Aquí el rol esencial de Lifschitz, que diferenció el conservadurismo reaccionario destructor de la civilización humana -- centurias negras... del conservadurismo de Hegel y Platón, que realizaron grandes, revoluciones filosóficas radicales. Recuerdo que también Lenin fue llamado conservador, por ejemplo, en el campo de sus gustos estéticos." ("Falsa protesta del modernismo", entrevista a Víctor Arslanov) Esta idea central de Lifschitz (resumida por el académico Arslanov en el párrafo anterior), de defensa de los logros de la historia humana, fue justamente lo que lo llevo a la polémica. Su crítica al vanguardismo artístico al que vinculaba con la sociología vulgar pues el principio fundamental, en ambos, es "la negación de la verdad objetiva y absoluta no solo en el sentido literal, cognitivo de la palabra, sino también en el sentido de la moral y la estética; es decir la negación de lo bueno y lo bello" (Libertad de la personalidad, p. 91) La defensa irrestricta de estos principios, que en su opinión eran fundamentales para la compresión marxista-leninista de los procesos históricos, en los lejanos años 60 y 70 llevaron a que Lifschitz fuese calificado por Solzhetnizin de "marxista mineral antediluviano" y por el disidente Kopelev de "abogado de las fuerzas mas reaccionarias", en 2004, un crítico moderno diría "su dogmatismo encontró ahora y entonces brillante expresión en conferencias y libros que tratan los más diversos problemas; desde la inmortalidad del clasicismo a los caprichos de la revolución sexual" esto a la vez de proclamar el "carácter absoluto de la doctrina marxista". Como el propio Lifschitz alguna vez insinuó, ser un mineral antediluviano no era malo, pues es con estos minerales con los que la humanidad ha construido ciudades, maquinaria y todo aquello que encarna la cultura y civilización. ¿No es acaso esto relevante para el lector ecuatoriano y latinoamericano? Pensamos que si, y citando a Lifschitz, decimos: "me permito proponer al lector algunos modelos de mi "marxismo mineral"" (Prefacio a "La mitología antigua y moderna"). Equipo editorial EDITHOR (abril 2011) El mayor evento de la industria editorial a nivel global, la feria del libro de Frankfurt 2010, trajo a colación la cuestión del futuro de la industria y la digitalización del libro.
Mucho se ha escrito respecto a esto y hemos notado cierto acento en la cuestión de los dipositivos digitales de lectura de libros como el ipad, en los formatos y ventas de e-books, lo que hace que muchos profeticen el fin del libro impreso. Si a esto sumanos los problemas de muchas grandes cadenas de ventas de libro, los problemas financieros de Barnes & Noble, superados en este último año según los informes de la compañía, y la reciente noticia de la bancarrota de Borders, la segunda mayor cadena de librerías en los Estados Unidos, todo parecería confirmar esta tendencia. La verdad, solo el tiempo mostrará que tan reales fueron estas predicciones, sin embargo, en la feria del libro en Frankfurt, se trajo a colación hechos que no estan en la atención de muchos quienes opinan sobre el tema, y esto tiene su explicación, son hechos que muchas veces se relacionan más con la industria gráfica de impresión que con la editorial, y frecuentemente quienes escriben sobre el negocio editorial no tienen un gran conocimiento de este otro aspecto. En la feria del libro de Frankfurt un sector importante de las grandes editoriales anunciaron que la transición a la digitalización se prolongará hasta el 2030, en una proporción que puede variar del género de libro y su utilidad, desde un 70% a un 30%. Otro sector editorial en cambio señaló que tal transición no se daría pues mucho material impreso se mantendría vigente pese los cambios tecnológicos. Tomese en cuenta que hoy en día el medio digital representa solo el 1% del movimiento editorial total. En realidad la aparición del libro digital no es algo nuevo, el intercambio y publicación de textos por internet lleva más de 10 años en auge, aunque si ha tenido un espaldarazo por el lanzamiento de los lectores portatiles que superan la limitación del texto digital de necesitar cargar un gran equipo (PC o laptop) para leer un libro. Al tiempo que esta tecnología comienza a difundirse, aunque todavía tiene que lograrse una unificación de formatos y normas de compatibilidad, también surgen nuevas tecnologías de impresión que logran superar dos grandes problemas que tradicionalmente había tenido la impresión de libros en los métodos de gran tiraje (offset, huecograbado y heliograbado): costo y cantidad. El sistema offset ofrece excelente calidad en textos y gráficos pero requiere la impresión de un número mínimo de ejemplares para lograr un bajo precio por unidad, esto obviamente hace que la inversión de una publicación sea considerable y no al alcance de todos. También representa un problema para las editoriales que debían considerar solo la edición de títulos que puedan vender en una cantidad mínima, lo que dificulta la diversificación del catálogo a menos que se posea un gran capital para soportar la amortización de esa inversión. Los sistemas de impresión digital offset y los terminados automáticos son tecnologías creadas para solucionar estos problemas, permitir publicar textos en tirajes cortos con gran calidad. Desde hace varios años, desde que la compañía japonesa Ricoh lanzo al mercado sus duplicadoras digitales (una especie de versión digital del mimeografo), hasta hoy cuando tenemos ante nosotros sistemas de impresión digital rotativos o en gran formato como las HP Indigo, la impresión digital offset ha venido ganando espacio, curiosamente sin dejar obsoleta la vieja tecnología de impresión, sino más bien segmentando su aplicación, así el tradicional offset, huecograbado y heliograbado siguen siendo lo más eficiente para impresión de grandes tirajes, mientras los sistemas digitales posibilitan la impresión de tirajes cortos. Un caso aparte es la Expresso Book Machine, por ahora solo destinada a bibliotecas y universidades, cuyo sistema de impresión digital y acabados automáticos, permite que en 20 minutos la persona tenga en sus manos un libro de 400 páginas. Estos avances en los métodos de impresión crean la posibilidad, hoy ciertamente real, de crear un sistema de edición de libros por demanda, dando chance a las editoriales de diversificar su catálogo y segmentar los nichos de oferta. Por eso un cuadro más completo del futuro del libro, no debería solo incluir la digitalización y los libros virtuales, sino también las nuevas tecnologías de impresión. Lo cierto es que el uso de textos digitalizados no es nuevo, cientos de sitios de internet contienen grandes archivos de obras clásicas y modernas. Los formatos PDF y DJVU desde hace algunos años permiten la difusión de la lectura digital. Esto también nos permite ver otra tendencia que seguramente se acentuará en el futuro, en varias regiones del mundo donde la descarga de libros y textos ya es una tendencia generalizada (por nombrar dos casos tenemos Estados Unidos y Rusia. En Estados Unidos con predominancia de los formatos html y PDF, y en Rusia con predominancia del formato DJVU), los textos más descargados son precisamente los que, eventualmente, deben ser publicados en libro impreso, muchas veces por demanda del propio público. Por estas consideraciones, es evidente que el futuro inmediato la industria editorial sufrirá grandes transformaciones, que afectarán las modalidades de comercialización del libro. Antes que profetizar la desaparición del libro impreso, creemos más prudente pensar que los formatos del libro se diversificarán, así libros digitales, en audio y en papel coexistirán en diversas proporciones y preferencias. A propósito de los acontecimientos en el norte de África es relevante recordar la historia y, porque no, hacerlo a través del arte como testimonio y reflexión de esta misma historia. Full Metal Jacket de Stanley Kubrick, estrenada en 1987, es una de las tantas producciones que desde la industria de Hollywood ha tenido como tema central la guerra en el sudeste asiático. Como no podía ser de otra manera, siendo una obra de Kubrick, esta es una visión crítica, más que de esta guerra en particular, de ciertos aspectos del militarismo y de la deshumanización inherente a todo conflicto bélico. Platoon (conocida en Ecuador como "Pelotón" en su estreno) de Oliver Stone del año 1986, aborda la guerra desde la experiencia de un joven soldado que pierde su inocencia e idealismo ante la realidad de la conflagración. Pese a la innegable calidad artística de esta y otras películas que han tratado el tema, con el paso de los años, se ha hecho evidente que los sucesos de la guerra en el sudeste asiático se han hundido en las tinieblas del olvido, pues el conocimiento histórico de los hechos más importantes es poco o nulo. Esto no es de extrañar, sucesos tan recientes como la guerra de Afganistán o Iraq resultan ajenos a nuestra consciencia, por la poca información que sobre estos tenemos. ¿Será acaso igual el destino de lo que esta sucediendo en el norte de África? Entradas relacionadas: Título: La descolonización del sudeste asiático Autor: el texto fue elaborado por el colectivo de EDITHOR Rústico 52 páginas 14 x 19 cm. Año de la edición: julio 2007 Precio: $1.00 (USD) Comprar ahora |