La tarea de cualquier ciencia que estudia una forma concreta dada de movimiento de la materia consiste, en particular, en investigar el carácter específico del reflejo inherente a su objeto. Al examinar los problemas gnoseológicos de la química este aspecto del asunto se mantuvo de ordinario en las sombras. Es completamente evidente que la propiedad del reflejo en el cuerpo material dado no es una arista separada que coexiste como algo aislado, paralelo con otros aspectos y propiedades del cuerpo que se mueve. La propiedad del reflejo es inseparable del ser del objeto. En este sentido el ser del objeto y la facultad de reflejar el mundo circundante, su influencia continua y multiforme, son idénticos.
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